Sol, bendito sol. El creador de vida, o por lo menos, el que la da. Por algo le llamarán el “astro rey”. Todo depende del sol. Da luz, calor, vida, o mejor dicho, ganas de vivir. Cuando está en todo su esplendor, es cuando tienes más energía, más fuerza. Si desaparece, hace más frío, disminuyen tus ganas. Por eso la gente cuando sabe que tiene pocas ganas de vivir, o quiere “vivir más”, en el sentido de disfrutar más, bebe. Por eso se suele beber por la noche, porque ya no está el sol. El alcohol sustituye al sol. Es lo contrario a los refrescos, que te “sanan” cuando te sobra calor, es decir, sol, cuando has vivido demasiado en cierto momento (practicar deporte, sexo…) y te quitan ese calor de más. Dicen que en los países escandinavos es donde existe mayor porcentaje de suicidios. Puede que sea por culpa del sol, bueno, por culpa de su falta.
Las personas que poseen una tez más clara es debido a que les falta sol, vida. Las personas que les sobra sol (vida) son los que su tez es más oscura. Siempre se destaca, dentro de Europa, que los latinos somos más ardientes (desprendemos más calor, más vida) y en América los caribeños. Son las zonas donde “mejor se vive” y más se disfruta de la vida. También se suele decir que "no tienen sangre".
Yo, incluso he hecho la prueba. Hubo un mes de otoño –hacerlo en verano o en invierno no tendría gracia- en el cual, al despertarme, antes de levantar la persiana, según como me notaba de ánimo predecía que día iba a hacer. Fallé un menos de cinco ocasiones, y en cada una de esas ocasiones descubrí una justificación por las que erré (ya se sabe; un día apenas había dormido, en otro tenía resaca, etc.).
Por todas estas razones y, para qué negarlo, por vago, siempre que puedo me levanto justo antes del mediodía, sobre las once de la mañana. Es el momento en el que el Sol está alcanzando su máximo, su esplendor, cuando más luz y calor da, y es más difícil que los edificios te lo arrebaten dándote su sombra.