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lunes, 2 de octubre de 2017

Y así

Como cuando un niño veía a su padre pegar a su madre porque se quiere separar. Porque divorciarse no puede, todavía no es legal. Es verdad que quien aconseja a la madre sobre cómo intentar conseguir la separación no lo está haciendo de manera limpia, ni mucho menos, todo lo contrario, incluso le gusta fomentar el comportamiento del padre. Pero la madre está desesperada, no sabe qué hacer y se agarra a lo primero que encuentra.
Una de las principales razones por las que su madre quiere separarse es que se siente humillada cuando está con él, despreciada, y la única manera que el padre sabe consolarla es con dinero o con regalos. Nunca con amor, ni siquiera con cariño, y cuando no hace las cosas como él quiere, sigue humillándola y atacándola, hasta que, cuando se le acaba el aguante, deja los regalos y la violencia psicológica para pasar a la violencia física, sin pensar en las consecuencias, sólo para demostrar su poder, su fuerza, para pasar por encima. Pero la madre no aguanta más. No tiene apenas salidas, pero sobre todo, ninguna gana de seguir al lado de alguien así, que cada día que pasa le demuestra más que no le tiene ningún respeto. Hasta que llega el día en que, de nuevo, el padre va a pegar a la madre, ya no sabe ni por qué, y al niño no se le ocurre otra cosa que ponerse en medio, para proteger a su madre. Eso no para al padre, al revés, hace que se cebe con él. Y así.