Salieron
juntos cogidos de la mano, más pendientes de que no se
cayera el otro que de sí mismos. Les costaba avanzar pero lo conseguían, cada
paso era una batalla de la que salían victoriosos contra la muerte. Se miraron
y se sonrieron, tantos años y todavía vivos, en parte, por cuidarse el uno al
otro. Pero ya era suficiente, era el final. No hizo falta una palabra, tampoco
se supo quién disparó primero, sólo que se fueron juntos, cobrándose ambos, su
pieza más valiosa.