Con
el derecho siempre procuro mirar hacia otro lado, aunque sea por
intentar ser práctico, por abarcar más, ya que el izquierdo no vea.
También porque la gente se incomoda cuando miras fijamente a alguien
con los dos ojos, pero muchos no se dan cuenta que uno es de cristal.
Supongo que por eso dicen que tengo una mirada de hielo, que congela
a la gente, aunque eso sólo pasa después de apuntar con el bueno.