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sábado, 9 de julio de 2016

Marseille en serie

Marseille es la primera serie francesa producida por Netflix, protagonizada por, seguramente, el actor más famoso internacionalmente del país galo: Gérard Depardieu. Además, el argumento es una intriga política sobre la ciudad y las próximas elecciones de la alcaldía de la ciudad, comparada con House of Cards, sobre todo.
Con estos préambulos, tenía muchas ganas de empezarla. Sólo se ha grabado una temporada, estrenada hace tan sólo un par de meses. Ocho capítulos de unos cuarenta minutos, en menos de quince días te la puedes cargar, así que me puse a ello.
En general, me gusta la metáfora que utiliza Mario Cerdeño (@MarioCS1985) en su reseña sobre la serie en eldiario.es (http://www.eldiario.es/clm/lunes_seriefilos/Marseille-experimento-politico-fallido-Netflix_6_516258384.html), "vendida como un Lamborghini pero con los componentes de un utilitario". Y es eso, una producción espectacular, visualmente impecable, pero con un guión predecible en este tipo de ficciones, casi cotidiano, del que ya estamos más que habituados, con apenas algún giro inesperado, que tira para adelante como puede y poco más.
Con la música tengo un problema: me gustan mucho las canciones elegidas, pero apenas aportan, mera decoración accesoria. Eso sí, la ráfaga, o mejor dicho, la nota (porque es tan sólo una nota), que emiten entre escena y escena mientras aparecen planos de la ciudad (extraordinarios), propia de una película de miedo, no es que no aporte nada, sino que es totalmente irrelevante y confunde, incluso le'estropea' el hilo de la trata al espectador. Aparte de repetitiva, que cansa e incluso irrita.
En el plano interpretativo, los actores están demasiado encasillados, encerrados en su rol, más que papel, designado. Con apenas desarrollo de los personajes, con pocas muestras expresivas, dotados de una frialdad que concuerda con el tema principal del argumento, pero que en muchos casos, le quita credibilidad. Los dos únicos personajes que tienen cierto recorrido psicológico son las mujer e hija del protagonista, Rachel y Julia Taro. La primera es mediante un suceso personal, que le impide realizar la actividad por la que vive, con lo que le inunda la sensación de inutilidad. La segunda, comienza siendo totalmente irrelevante, decorativa para la trama, pero acaba siendo casi el motor, casi superando a los dos protagonistas, los dos candidatos a la alcaldía.
El personaje de Lucas Bàrres (Benoît Magimel) sólo cambia al destaparse, al inicio de la serie, y descubrir quién es de verdad, cuál va a ser su rol en la serie, el de antagonista. a pesar de su supuesta importancia y minutos en escena, no suma nada, simplemente cumple su papel, a veces con expresiones y posturas que recuerdan a la parodia.
Una vez completada, me recuerda mucho más a Crematorio que a  House of Cards, no sólo por compartir mar (aunque la luz que refleja es muy diferente en la Costa Blanca y en la Costa Azul, como sus propios nombres señalan), si no también por su sentido 'local', más concreto, más a pie de calle, individualizada y cercana, que en el poder casi omnipotente que protagoniza Kevin Spacey. Incluso en detalles de guión. Estoy convencido que el creador (Dan Franck) se ha visto y ha tomado apuntes de la adaptación de la novela del difunto Rafael Chirbes.