http://www.librodearena.com/blog/donmondolio/7104

lunes, 31 de marzo de 2014

Obsesión

La noche moría. La discoteca había encendido las luces aunque no se notaba demasiado porque el sol se habría paso desde el más allá del mar. Llevaba intentando convencer a una chica, morena, delgada, con el pelo corto, monilla, de labios carnosos un par de horas, para que me acompañase, o la acompañase a algún lado, que saliésemos de allí de una vez, pero no había manera.

Por fin uno de seguridad nos pidió que nos fuésemos. Todavía no habían quitado la música; empezó a sonar ese hit de no sé qué verano de Aventura, canción que le dio la fama, que empezaba a dar la hora, justo la que marcaba mi reloj. Mis amigos se habían ido hace rato, no sabía si a la playa o al apartamento y, creía que sus amigas también. Quizá con ellos. Al salir las vi, a ellas, solas, sin mis amigos, esperándola. Cuando llegamos hasta el grupo me dio dos besos, me dijo que la escribiera -¡lo que me había costado conseguir su teléfono!- y con la mano, me dijo adiós. También era madrileña, como casi todos en esta parte de la costa. Se iban mañana, y nosotros todavía estaríamos aquí una semana más.

Caminé pesadamente hasta el paseo marítimo, a ver si veía a mis amigos. Me acerqué un poco a la arena pero no me pareció verlo, así que me dirigí a la calle, esa cuesta inmensa, sobre todo cuando se te mezclaba el sueño y el cansancio de estar toda la noche de fiesta y bebiendo.

Pitó el móvil. Lo miré. Aparte de mis colegas, tenía treinta mensajes más de mi ex desde después de cenar. Tenía que hacer algo, era muy pesada, tenía que ver que ya no estábamos juntos.

Al llegar a la altura del apartamento, la reconocí, no me lo podía creer. Allí estaba, mirándome con mala cara y los brazos cruzados. Miré a mi izquierda y vi su coche; se habría pasado media noche conduciendo para llegar aquí.

-¿Por qué no me contestas? Pensé que te habría pasado algo. ¿Y qué horas son estas?




domingo, 30 de marzo de 2014

Buscando...

Estoy buscando a la chica que me haga olvidarte, por eso me fui del pueblo a Madrid, para trabajar con mi tío y distraerme. Allí todo me recordaba a ti.

Ayuda. Aquí todo va muy deprisa. Siempre corriendo, casi nunca te cruzas con la misma persona, incluso, cada vez que sales a la calle, hay algo diferente. Aunque la vida que haces es muy rutinaria, a veces muy claustrofóbica, ya que te pasas más tiempo encerrado, ya sea en casa, en la oficina o en el metro. Me he dado cuenta que aquí apenas se anda, se está mucho tiempo de pie, pero sin movernos.

Ves a muchísimas chicas. A veces, creo que alguna de ellas eres tú: si las veo por detrás y llevan tu pelo, tu altura, tu cuerpo... pero cuando se giran son otras. Odio cuando están delante de mí, de espaldas, les quiero ver la cara, y cuando les voy a adelantar, se giran de tal manera que me resulta imposible poderles ver la cara, aunque con el gesto que hacen me doy cuenta de que no son tú. Pero quiero verlas, por curiosidad, y porque me parecen atractivas, aunque sólo sea porque se parecen a ti de alguna manera.

No sé por qué te escribo. No quiero que lo leas y jamás te lo mandaré. Por vergüenza, por no quererlo reconocer frente a los demás, por no mostrar mi debilidad hacia ti... por lo que sea.